Un cambio difícil

Manoel Barbeitos
Economista

Las posibilidades de un auténtico cambio político y social en Galicia pasan necesaria. aunque no suficientemente, porque los partidos de las izquierdas saquen la mayoría parlamentaria, que está en un mínimo de 38 diputados. Un objetivo que no resulta fácil si tenemos en cuenta tanto los precedentes como la realidad política actual.

 

En relación a los precedentes conviene, de entrada, tener en cuenta las lecturas que nos permiten las anteriores elecciones autonómicas (2020), que el PPdeG volvería a ganar por mayoría absoluta. Aparte de esa evidencia, los datos también nos dicen que en esas elecciones, celebradas en plena pandemia de la Covid-19, hubo una elevada abstención (51,03%) que, a pesar de eso, no fue quien de impedir que el PPdeG tuviese un gran resultado también en votos (627.762), que sumadas a las elecciones anteriores (2016: 676.676 votos y 36,25% de abstención) permiten afirmar que el PPdeG tiene un voto muy consolidado tal que incluso en situaciones críticas permanece fiel. 

 

Con estos antecedentes, ¿hay razones serias para llegar a pensar que en estas elecciones del 2024 se producirá, en el espacio de las derechas gallegas, una sangría de votos que le haga perder la mayoría absoluta? 

 

Pensemos que en las elecciones de 2005, en las que el PPdeG perdió el gobierno, este partido obtuvo el apoyo de 756.562 gallegos y gallegas (un número claramente superior a las dos anteriores) con una abstención del 35,8% que resultó menor a las anteriormente citadas. Unos datos a tener en cuenta, pues parecen apuntar a que las posibilidades de un cambio de gobierno van a estar en función de la  asistencia las urnas: cuanto menor sea la abstención más posibilidades de victoria para las izquierdas.

 

Analizando ahora los votos recibidos por estas vemos que en las últimas (2020) sumaron (BNG, PSdeG, Podemos-IU-Anova) 616.720 votos (9.042 menos que el PPdeG). Mientras que en las de 2016 (En Marea, PSdeG, BNG-NOS) llegaron a 644.952 votos, pero cuando resultaron vencedoras (2005) PSdeG y BNG sumaron 867.567 votos. He ahí confirmada la tesis anterior sobre la influencia de la abstención por lo que uno de los retos que tienen las izquierdas en estas elecciones (2024), si quieren gobernar, es tirar del votante que, con demasiada frecuencia, se abstiene en las elecciones autonómicas

 

Unas elecciones que si desgranamos su distribución por partidos también nos suministran algunos datos de interés. Así, empezando por el BNG, este obtuvo en el 2005 un total de 311.954 votos y 13 diputados, en el 2016 118.982 votos y 6 diputados y en el 2020 se acercó a 311.340 votos y 19 diputados: una lectura parece evidente, como que esta organización, si nadie le contesta al soberanismo (En Marea en el 2016), tiene un voto relativamente estable, algo superior a los 310.000 votos. En relación al PSdeG en el 2005 tuvo 555.603 votos que le dieron 25 diputados, en el 2016 fueron 254.552 los votos y 14 los diputados y en el 2020 253.750 los votos y 14 los diputados: la volatilidad del voto en esta organización es tan extraordinaria que depende mucho de la participación. El tercer espacio de izquierdas aun fluctúa mucho más: en el 2005 (IU-IU) obtuvo 12.419 votos y 0 diputados, en el 2016 (En Marea) 271.418 votos y 14 diputados y en el 2020 (Podemos-EU-Anova) 51.530 votos y 0 diputados. Resulta evidente que en este espacio el resultado depende totalmente de la estrategia política bajo la que se presente: si busca ocupar el espacio soberanista entre el PSdeG y el BNG (como fue el caso de En Marea) puede llegar a colocarse como fuerza relevante.  

 

Teniendo en cuenta estos precedentes y analizando el mapa de las izquierdas para estas elecciones del 2024 en la que concurrirán cuatro organizaciones que se reclaman de las izquierdas: BNG, PSdeG, Sumar y Podemos-Alianza Verde. Que es una convocatoria que se celebra en una coyuntura política en Galicia muy diferente tanto a la del 2005, cuando el declive físico e intelectual de Manuel Fraga, que había acaparado el escenario político gallego durante quince años, era muy evidente, como la del 2020, que se celebraron en plena pandemia de la Covid-19. Que el BNG presenta un liderazgo potente (Ana Pontón) y sin competencia en el espacio del soberanismo. Que el PSdeG vuelve a cambiar de liderazgo con el que eso supone de falta de tiempo para consolidar su imagen (Gómez Besteiro). Que el tercer espacio se presentará dividido (Sumar, Podemos-Alianza Verde), con una imagen soberanista muy pobre y un liderazgo prácticamente desconocido a nivel gallego. Teniendo en cuenta estas variables parece difícil que las izquierdas  s aproximen a los votos del 2005 (que, por caso, fueron 250.000 más que los del 2020).

 

He ahí las razones que me llevan a afirmar que el cambio de gobierno se presenta como un objetivo muy difícil, pues dependerá básicamente de una gran asistencia a las urnas, algo que históricamente solo se produjo en circunstancias muy excepcionales. Pero también es cierto que la política no son las matemáticas...puede haber partido.


 

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.

Más opinión
Opinadores

Galiciapress
Plaza de Quintana, 3 15704 Santiago de Compostela
Tlf (34)678803735

redaccion@galiciapress.es o direccion@galiciapress.es
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. EDITADO POR POMBA PRESS,S.L.
Aviso legal - Política de Cookies - Política de Privacidad - Configuración de cookies - Consejo editorial - Publicidad
Powered by Bigpress
CLABE