Rapa das Bestas 2023: "Para ser aloitador hace falta o ser de Sabucedo o estar cuando se pide ayuda"

A menos de un mes para volver a reunir a las bestas en el curro, Paulo Vicente Monteagudo, presidente de la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo, comenta para Galiciapress toda la actualidad que rodea a este acontecimiento declarado de Interés Turístico Internacional.

El Festival RapaSons, el derecho de unos pocos elegidos para ser aloitadores o el ecocidio que amenaza a este evento son algunos de los temas de actualidad para la Rapa de 2023, que tiene un asiento reservado para Rodrigo Sorogoyen: "Está invitado de por vida".

La Rapa das Bestas de Sabucedo es la condensación de todos los elementos culturales que unen a la comunidad gallega. Es un evento que celebra la comunión con la naturaleza, la tradición, la herencia del mundo rural, nuestra cultura milenaria… En Sabucedo, una vez al año, hombre y bestia miden sus fuerzas, y no como una demostración de autoridad, sino como parte de ese vínculo que nos une y por ese amor por la tierra. El fin último es la salud de los animales y que puedan vivir en libertad un año más, una protección que ejercen desde la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo, encargada de organizar el evento y todo lo que comprende.
 

Esta cita, de Interés Turístico Internacional, siempre ha sido multitudinaria -al menos, si la medimos en comparación con la propia Sabucedo-. Sin embargo, de un tiempo a esta parte la atención mediática ha disparado también la afluencia de público, en A Estrada encuentran mucho más que el tradicional curro, sino que es una fiesta llena de música y color. 

Prueba de ello es el cartel que luce en este 2023 el Festival RapaSons, que presume de contar con las voces de Sheila Patricia, Balkan Bomba, Brinkadelia Troupe y Funkiwis. Serán solo una parte de una programación que incluye a artistas de la talla de Catuxa Salom u orquestas como Miramar y Dolce Vita. Resulta una invitación de lo más atractiva para disfrutar del 6 al 10 de julio de esta tradición milenaria, que también ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. 
 

Paulo Vicente Monteagudo, presidente de la asociación, señala que está todo atado y bien atado para esta edición, para la que hizo falta poner en consonancia los intereses del público con los números que manejan desde la organización. “Nunca es fácil. Es una conjunción de necesidades y tenemos que escuchar la opinión de todos los que componen el grupo para hacer las cosas en conjunto”, señala Monteagudo. 
 

ALOITAR, SOLO UNOS POCOS ELEGIDOS

No obstante, más allá de las actuaciones musicales, el plato fuerte siempre son los curros. La rapa centra todas las miradas, desde el momento en el que reúnen y bajan los caballos hasta el recinto hasta que los aloitadores comienzan su “enfrentamiento” con los animales. Cabe precisar que esto no es como un encierro de San Fermín en el que puede participar cualquiera. 

“Para ser aloitador hace falta o ser de Sabucedo o, si no eres de Sabucedo, echar una parte muy grande de tu vida aquí, ayudando a trabajarlo durante todo el año. Todos aquellos que puedan estar en el curro sin ser de Sabucedo es gente que ayudó a clavar estacas, a ir a por las bestas una mañana de febrero con -5ºC… Gente que está cuando se le pide ayuda. Esas son las personas que pueden aloitar”, justifican desde el colectivo. 
 

“Además, hay que conocer a los animales. No se puede subir a una besta sin haber practicado en el día a día, y nuestro día a día es marcar y desparasitar, eso hace que lleguemos al curro y sepamos hacer las cosas”, agrega Monteagudo. De esta forma, esa élite de aloitadores se reduce a un puñado de personas de aldeas del entorno, “gente muy valiosa y dispuesta”. La consecuencia es mantener una red de apoyo y cuidados enorme, creando una comunidad que adolece en muchas zonas del rural gallego, acosado por la despoblación.

“Las aldeas cada día van a menos, pero creo que porque falta ocupación. Ahora querían abrir unas ayudas para fomentar la apertura de bares en el rural. Pero además de bares hacen falta cosas para hacer. Si uno va a la aldea a tirarse en una tumbona los días no pasan, pero si pasas el día desbrozando y yendo a por leña llega un momento en que lo que quieres es no volver”, comenta Monteagudo, que ve en ese trabajo comunal que sigue vigente en la organización de la Rapa es un ejemplo de los lazos que revitalizan el rural. 
 

“AQUÍ SIEMPRE VA A TENER AMIGOS”

Afortunadamente, lo que no faltará un año más es el público. El ritmo de venta de entradas es prometedor, con las ventas de sábado y domingo “muy avanzadas, casi por la mitad”. El pronóstico es que, por experiencias anteriores, las ventas aumentarán a medida que nos acerquemos a la fecha y la gente despeje su agenda.
 

“A la gente le da igual si llueve o si truena, lo que quieren es ver la rapa”. Con todo, aunque se cuelgue el cartel de ‘No hay billetes’, siempre hay un hueco de honor destinado a una persona que dio un gran impulso a esta fiesta con su encendido discurso en la última gala de los Premios Goya: “Rodrigo Sorogoyen está invitado de por vida a la Rapa. No hace falta decírselo, sabe que aquí siempre va a tener unos amigos”.

“HAY QUE EVITAR EL INICIO DE LAS OBRAS”

Aun con las celebraciones tan cerca, desde la asociación no apartan la vista de la actualidad, que pasa por los macroproyectos eólicos que amenazan con transformar Terra de Montes en una zona plagada de eólicos, lo que compromete el modo de vida de muchas personas y pone en riesgo esta tradición. Los últimos pasos dados por la Xunta, autorizando la construcción en Campo das Rosas, no son muy alentadoras para los intereses del colectivo. 

Por eso, desde la asociación demandan al Concello da Estrada que inicie el proceso para la “paralización cautelar de las obras”. “Si las obras comienzan los daños serán muy grandes. Las bases de los eólicos, las pistas que construyan para la maquinaria…eso ya será irreparable. Hay que evitar el inicio de las obras hasta que se resuelva todo, porque tenemos claro que hay un caso de partición evidente, y los parques que se encuentran en esta situación se vienen abajo”, alega Monteagudo, confiado en que la Justicia acabará dando la razón al colectivo y evitar “un ecocidio en Sabucedo”. 

Otra vía interesante para proteger la festividad es que sea declarada Bien de Interés Cultural, algo en lo que ya se está trabajando, pero también la posibilidad de declarar al caballo gallego de monte como una especie dotada de mayor protección jurídica. Unos caballos que este año se vieron amenazados por las agresiones de furtivos y el robo de cabezas por parte de los cuatreros.

“Está claro que desaparecen. Nosotros computamos las bajas. Pero está claro que cuando las autoridades y la administración ejerce más control sobre esta gente aminora el nivel de robos. Lo que hay que tener claro como sociedad es que cuanto más se actúe, cuanto más noten a las autoridades encima del cogote, estos individuos lo harán miedo. Solo pedimos que el gasto en estas cuestiones y en ayudar al Seprona hará que baje su trabajo cuatrero”, razona el presidente, que estima que ahora mismo hay unos 400 ejemplares en el monte, donde también están viendo más potros este año, un buen indicador directamente vinculado a la limpieza del monte y a un ecosistema más amable para la cría. 

NI UN SOLO PLÁSTICO ABANDONADO

Justamente mantener ese equilibrio medioambiental es capital para que la fiesta se siga celebrando como hasta ahora. La acción humana es un riesgo y desde la organización lo saben, por lo que piden que los turistas que lleguen a Sabucedo sean conscientes del valor patrimonial de la Rapa, de su estrecha relación con la naturaleza y el contacto con los animales.

“En abril celebramos el Festival Burla Verde, al que acudieron unas 3.000 personas. Al día siguiente, cuando fuimos a recoger, no había ni un solo plástico que tirar. Cada uno se encargó de su basura. Cuando la gente se conciencia el impacto sobre la naturaleza disminuye. Pedimos a la gente que sepa que vienen a una fiesta en un entorno natural, donde los protagonistas son las bestas, y que las personas, cuando vamos a estos sitios, tenemos que entender que la basura, o la llevamos a nuestra casa, o se tira en el contenedor, pero no podemos desentendernos”, recalca Monteagudo.

La organización se encarga de poner a disposición de los asistentes todas las facilidades para que el impacto sea mínimo, incluso con vasos reciclados y biodegradables. Por eso piden a los turistas una mayor sensibilidad ambiental y a las administraciones raciocinio para no tolerar que se destruya una parte de nuestra identidad como gallegos. “No podemos permitir que maten a una de las tradiciones más importantes que Galicia puede proyectar al exterior”, concluye.