Celulosas como Altri no garantizan empleo local a largo plazo, advierten ecologistas de Portugal

Arlindo Marques  se volvió viral en Portugal con sus vídeos en los que mostraba el río repleto de espuma en 2018. La industria -socia mayoritaria de la macrocelulosa que ahora puede instalarse en Palas de Rei (Lugo)- siempre negó la responsabilidad y de hecho llevó a Marques a los tribunales. 
 

Finalmente, tras el vertido en 2018 en Abrantes, el Gobierno de Portugal impuso dos multas a Celtejo, filial de Altri, y forzó a recortar temporalmente la producción. ¿Qué le pasó con el activista que lanzó la alerta? La celulosa “retiró su demanda de indemnización civil por difamación”, explican sus compañeros a esta redacción. Desde entonces, Marques, conocido popularmente como “guardião do Tejo”, ha recibido varios premios por su labor ciudadana. 

“Lo ocurrido en el río Tajo puede no ser comparable a lo que está ocurriendo en Palas, que desconocemos. Sólo podemos aportar algunos consejos desde nuestra experiencia”, explican los compañeros de Arlindo Marques.

En Portugal, el monocultivo de eucalipto representa lo que llamamos un desierto verde. Se ha convertido en una especie invasora. La superficie de cultivo sigue aumentando”
 

ProTejo razona que es importante valorar las consecuencias de estas industrias a medio plazo en todo el país, no solo en la comarca de la planta. “Es importante que la población de Palas tome en sus propias manos su destino, sin olvidar el destino de las personas y de los territorios circundantes que les proporcionarán la materia prima. En Portugal, el monocultivo de eucalipto representa lo que llamamos un desierto verde. Se ha convertido en una especie invasora. La superficie de cultivo sigue aumentando, con beneficios crecientes para la industria que comercializa la madera”, argumentan los ecologistas lusos. 
 

La expansión de la ‘eucaliptización’ de Galicia es precisamente uno de los argumentos clave que enarbolan los ambientalistas del país para oponerse a la industria sometida ahora mismo a examen tras la publicación del proyecto en el DOG. Otro razonamiento de los críticos es el riesgo de vertidos como el del Tajo y la contaminación de la cuenca del Ulla y, por ende, de la Ría de Arousa, la zona marisquera más productiva de Europa.
 

Desde proTejo, en el caso de que la Xunta autorice y el Estado financie finalmente la planta, se señala que es fundamental vigilar que no se superan los límites de vertidos autorizados. “Es importante conocer los límites de parámetros permitidos en las licencias de emisión autorizadas por las autoridades competentes, debiendo analizarse su adecuación, seguimiento y cumplimiento”, señalan antes de recordar que, tras el incidente de 2018, “se revisaron las licencias y se corrigieron los valores límite de los distintos agentes contaminantes para tener en cuenta las diferentes condiciones estacionales de caudal en el río Tajo”.

¿Siguen las celulosas contaminando el Tajo?  “La situación mejoró mucho con la construcción de una nueva estación de tratamiento de residuos industriales por parte de la empresa, dimensionada acorde al aumento de producción que se estaba produciendo”, reconocen los ecologistas portugueses. Con todo, se quejan de que son necesarios más avances, como un sistema que permita al público controlar en tiempo real qué nivel de vertidos se está produciendo.

El principal argumento de los que, como el PP, están a favor de la instalación de la fábrica de Greenfiber (75% de Altri y 25% del dueño de Greenalia) es que crean muchos puestos de trabajo. Al respecto, desde proTejo se matiza que “las poblaciones directamente afectadas deben considerar claramente si necesitan industrias que impacten negativamente en la ecología de los territorios y, por tanto, en su bienestar ambiental y social o si, como alternativa, optan por un camino de desarrollo social sostenible y con futuro”.

En su opinión, la experiencia demuestra que a medio plazo “ninguna garantiza la permanencia del empleo para la población cercana ya que puede depender esencialmente de empleo altamente cualificado, residente en otros territorios”. En su opinión, apostar por sectores económicos que tengan más raíces locales garantiza que el empleo que se cree sea más seguro a largo plazo.

¿Quién está a favor y quién en contra de Greenfiber?

El proyecto de Altri y Greenalia para Palas de Rei está dividiendo a la opinión pública de Galicia. A favor se han posicionado la formación política más votada en ese ayuntamiento y en Galicia, el Partido Popular, la patronal de empresarios de Lugo y la de Galicia, y algún sindicato, como Comisións Obreiras. 

La Xunta, quien debe tramitar la autorización ambiental, también ha dado a entender que está a favor. La conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, ha calificado la propuesta de “proyecto tractor”. Eso sí, advierte que la Administración no dará luz verde si sus técnicos suspenden el plan de Greenfiber. La política también ha declarado desconocer las multas impuestas por Portugal a la filial Celtejo.

En contra se ha posicionado el principal grupo de la oposición en Galicia, el BNG. También algunas agrupaciones socialistas locales, como la de Chantada. Más ambiguo ha sido el PSdeG, que apuesta por dejar que los técnicos hablen, a pesar de que Xuventudes Socialistas y la Deputación de Lugo, que cogobiernan socialistas y Bloque. La postura socialista es clave pues ellos gobiernan en Moncloa y el Gobierno del Estado tiene la llave de los fondos Next Generation. Sin las subvenciones europeas, la macrocelulosa no es viable económicamente.

Opuestos también se han mostrado los dos principales sindicatos agrarios de Galicia, tanto Unións Agrarias como SLG. Además, como era de esperar, todo el ecologismo gallego ha criticado el plan, entre otros Adega, Equo, Ecologistas en Acción o Verdegaia. A nivel local, El Instituto de Estudos Ulloáns (IEU) y la Plataforma Ulloa Viva son dos de los colectivos vecinales críticos.