#Claves de la semana

Huelga en las auxiliares de Navantia: "No hay negociación posible: o cumplen el convenio o habrá huelga"

Las empresas auxiliares de Navantia tienen que adaptar las nóminas de sus operarios al convenio del metal o de servicio, según corresponda, para evitar que los sindicatos vuelvan a prohibir el acceso a las instalaciones a sus trabajadores. Nuria Fernández, de Comisiones Obreras, muestra a Galiciapress la unidad existente en el sector: "No vamos a parar hasta que todas las empresas que trabajan dentro de Navantia cumplan".


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Concentración de trabajadores en Navantia
Concentración de trabajadores en Navantia

 

La actividad en los astilleros de Ferrol y Fene está siendo frenética. El trabajo en el naval y en la eólica marina lleva a cientos de operarios a los centros de Navantia, pero muchos se están quedando en la puerta. Su empresa no cumple con el convenio y los sindicatos han dicho basta. Ni un solo trabajador mal pagado más dentro de Navantia, ni uno sin cobrar los pluses que le corresponde. Los piquetes se han sucedido en las últimas semanas y las reacciones han sido muchas, hasta el punto de que esta misma semana se anunció la convocatoria de una huelga indefinida en todas las auxiliares de la empresa. 

 

Solo existe un camino para evitar la huelga. Nuria Fernández, representante de Comisiones Obreras en el área de Industria de Ferrol, insiste en que en estos momentos no hay negociaciones abiertas en la comisión de auxiliares “porque no hay negociación posible”. “Se trata de que cumplan el convenio, que se adapten a la norma. No hay alternativa. Si no lo hacen habrá huelga”, simplifica Fernández. 

 

“Nosotros pendimos que se cumplan los acuerdos. Las auxiliares que no cumplen tienen que aplicar el convenio que toque y los pluses que les corresponde por trabajar dentro de los astilleros de Fene y Ferrol”, explican desde CC.OO., que ha participado junto a otros sindicatos en los piquetes informativos que se vienen desarrollando desde hace unos días a las puertas de los astilleros. 


Sin embargo, el conflicto lleva cocinándose a fuego lento durante meses, y en agosto los sindicatos lanzaron una advertencia a las compañías auxiliares reunidas en asamblea: o ajustan las nóminas a la nueva realidad durante el verano o tomarían medidas. Allí estaban reunidos todos los empresarios, tanto los que cumplían el convenio como los que no, “para que todos pudiesen identificarse, ver la diversidad de salarios dentro de las propias auxiliares y conocer esa competencia desleal que se estaba dando”. 

 

EL EJEMPLO DE M. BLANCO

Los paros se iniciaron hace unos días cuando los piquetes comenzaron a parar a la entrada de los astilleros a los trabajadores de algunas auxiliares. Compañías como WindarKaeferMoncina se vieron afectadas y se vivieron momentos de tensión. Las movilizaciones ya han tenido cierto efecto, ya que la firma M. Blanco transmitió por escrito su compromiso de ajustarse al convenio, un hecho que ha sido bien acogido por los sindicatos pero desde la cautela.

 

 

“M. Blanco ya tiene acceso y no la vamos a volver a parar. Vamos a concederles el beneficio de la duda y esperar que sus palabras se reflejen en la nómina. Vamos a darle peso, con incertidumbre, y si en la nómina de septiembre vemos que esos trabajadores no han cobrado lo que tenían que cobrar, se tomarán medidas contra M. Blanco y volverá a la lista de los que no cumplen. Y tomarnos el pelo tendrá repercusiones más fuertes”, advierte Fernández. 

 

En esa línea, los sindicatos han mostrado hasta ahora mucha firmeza y que no les temblará el pulso con nadie. El martes señalaban que la huelga estaba motivada por las “medidas de presión” observadas en empresas como Gabadi, que en el primer día de las protestas solicitó la presencia de la Policía Nacional para tratar de esquivar los piquetes informativos y que sus empleados entrasen a los astilleros.  


 

“Todos los trabajadores están con nosotros. Estamos pidiendo que tengan todos las mismas condiciones. Pero empresas como Gabadi presionan a través de jefes de equipo para que los trabajadores hagan horas extra, como ocurrió el sábado. Nosotros nos personamos de nuevo a la entrada para evitarlo, porque eso nos parece ya una tomadura de pelo y lo último”, reprende Fernández, al tiempo que reprocha el discurso de algunos empresarios “que dicen a los trabajadores que no hay una huelga convocada y que no pueden hacer paros”. 

 

“ALGUNAS PAGAN SEGÚN EL CONVENIO QUE NO ES”

Desde Comisiones inciden en que hay una hoja de ruta y que pretenden incrementar sus propias medidas de presión “hasta que todas las empresas que trabajan dentro de Navantia cumplan”, adaptándose a una realidad cambiante según el número de empresas que se vayan adhiriendo pero asesorando y garantizando la cobertura legal de los operarios. 
 

Para Navantia la huelga supone afrontar retrasos en los plazos de sus encargos. Es el caso de Gabadi, por ejemplo, fundamental para que se realicen las tareas de entrega en uno de los barcos del astillero. “Todo lo que paralicemos implica que los plazos no se van a cumplir”, recalcan los sindicatos. Con todo, Navantia tiene todavía mucho que decir: “Son sus auxiliares, Navantia las contrata, tiene que ponerse firme con ellas para que apliquen el convenio. No pueden consentir que se acumulen los retrasos porque otras empresas no cumplen sus compromisos”. 

 

Según detalla Fernández, no hay empresas en situación comprometida como para no adaptarse a los convenios, pero sí algunas con cierto nivel de confusión, ya que no aciertan a precisar si tienen que pagar según el convenio del metal o el de servicios. “Algunas están pagando según el convenio que no es. Contactamos con ellas, estudiamos el caso y lo corrigen de forma voluntaria y sin repercusión. Otras compañías directamente se nos escapan y son los propios trabajadores los que nos llaman y nos advierten que no están percibiendo el salario que marca su convenio”, justifica. 

 

Con motivo de la convocatoria de huelga se cancelaron las movilizaciones programadas para mañana, pero los sindicatos avanzan que la semana que viene volverán a la carga con más piquetes informativos y con otras acciones que prefieren no dar a conocer para no dejar margen de maniobra a algunas empresas, ya que temen que puedan tomar contramedidas y “presiones de todo tipo” a sus empleados como ya hicieron en otras ocasiones “para intentar que no colaboren, que se enfrenten a los piquetes o que incluso se salten un cordón policial”. 



 

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