Así hay que actuar y tratar si nos pica una medusa en el mar, según expertos de Quirónsalud

Las medusas vuelven a estar de actualidad. Como cada verano, estos desconocidos marinos visitan las costas y causan algún que otro problemilla a los bañistas, hasta el punto de que su presencia puede llevar a prohibir el baño en los lugares en los que se encuentren estos ejemplares. En cualquier caso, más allá de una incómoda urticaria, su picadura no debería provocar mayores problemas. No obstante, el picotazo en sí mismo ya es una molestia, que desde Quirónsalud explican para su correcto tratamiento. 

Cada medusa es un mundo y dependiendo de la especie debe tratarse de una forma u otra. El alcance de la picadura varía según el tamaño del propio animal, del estado físico y la salud del afectado, el tiempo de exposición al aguijón o la superficie afectada. Por otra banda, no es lo mismo si picadura se queda en un simple impacto a nivel cutáneo que si perfora hasta los vasos sanguíneos. 

SÍNTOMAS

Los miles de aguijones diminutos que tienen estos animales en sus tentáculos liberan un veneno que utilizan contra sus presas y depredadores. Hay variedades potencialmente mortales, pero las que se encuentran en nuestro entorno no suponen un riesgo tan elevado, aunque su picadura, en casos extremos, puede venir acompañada de dolor de cabeza, náuseas o vómitos, dolores o espasmos musculares, desmayos, debilidad y desorientación, dificultad al respirar o tragar y problemas cardíacos, según detallan desde Quirónsalud.

No obstante, lo habitual es que el encuentro se resuelva con una marca roja o morada en la piel, ampollas, ardor, picazón y dolor pulsátil en la zona dañada. "Para evitar cualquiera de estos síntomas, es recomendable estar pendiente de las banderas de advertencia de las playas, no bañarse si se conoce la existencia de medusas, evitar el contacto directo, incluso aunque estén en la arena, y usar protectores solares", recomiendan. 

MEDUSAS Y TRATAMIENTO

En la misma línea, detallan los cuatro tipos de medusas más comunes: 

• Carabela Portuguesa: más común en las costas del Atlántico y el cantábrico, este animal, que puede llegar a medir 30 centímetros de largo, se caracteriza por su cuerpo violáceo lleno de gas, que flota en el mar como si de una bolsa de plástico se tratara. Es una especie de peligrosidad elevada por su veneno, aunque no llega a causar ser mortal.
• Medusa fluorescente: de color rosado y con la capacidad de brillar en la oscuridad, esta medusa cuenta con unos tentáculos que pueden medir hasta 25 centímetros y que liberan un veneno que las posiciona como una de las especies más venenosas del litoral español.
• Aguamala: con una campana blanca con bordes azulados y 8 tentáculos, es conocida por ser una de las medusas más grandes que habitan el Mediterráneo. Si bien no posee un veneno mortal, puede provocar serias inflamaciones en la piel, incluso aunque el contacto no haya sido directo.
• Medusa "huevo frito": recibe este nombre por el peculiar formato de su cuerpo, aplanado y amarillento con un centro protuberante anaranjado. Común en el Mediterráneo, esta especie de pequeño tamaño cuenta con una peligrosidad baja, pues a excepción de reacciones alérgicas, causa irritación y picores en la piel.

En cualquier caso, es importante no frotar la zona para así evitar que la infección se extienda ni tocar los tentáculos de los animales. De quedarse adheridos a la piel deben ser retirados con unas pinzas. No utilizar agua dulce para limpiar la herida ni aplicar hielo directamente en la piel, sino usar vinagre en todo caso o agua caliente. Si existen síntomas o puede tratarse de una persona de riesgo, lo ideal es acudir cuanto antes a un médico para recibir un tratamiento adecuado.